Arquitectura y pedagogía
La CEMU, un sueño de ciudad infantil hecho realidad
La CiudadEscuela Muchach⅛s es una ciudad diseñada a escala infantil con ambientes magistrales de los que se sirven las y los educadores para enseñar.
La CEMU parece abrazar al niño o niña que por primera vez atraviesa su aduana y pone el pie en esta ciudad autogobernada. Lo que perciben son las caricias multicolores de sus tejados, de sus fachadas vestidas de murales con metáforas, de sus jardines y de sus huertos repletos de tonalidades verdes y flores de muchos colores, de las almenas lúdicas y de sus esculturas simbólicas.
Tío Alberto, arquitecto, artista y también pensador, ha resumido el esfuerzo innovador de conectar la arquitectura con la pedagogía en la CiudadEscuela.
Ya a mediados del siglo pasado, Martin Heidegger (1889-1976) escribió «la habitabilidad del espacio tiene que ver con el hacer y dejar espacio para que el hombre se sienta albergado y se origine ese deseable sentido de pertenencia o de acogida”.
La CEMU es un espacio para ser experimentado desde el primer momento. Un sentir que se resume en permitir que las construcciones dejen espacio a los niños y niñas para que se sientan albergados; es decir, sientan la Amoristad de la acogida y que la CEMU les pertenece. Porque “la CEMU, –dice Tío Alberto–, es la metáfora del Niñ⅛ como la casa es la metáfora del ser humano”.
El niño y la niña pueden «apropiarse» de la CEMU, eso sí con respeto. En otras palabras pueden reconocer a esta ciudad como suya, como su hogar. Porque pueden echar raíces y, si quieren, también pueden dejar su propia huella, pues pueden ayudar a cuidarla, a arreglarla y a hacerla más hermosa.
Tío Alberto califica al Ambiente Físico, –la ciudad arquitectónica y la planificación urbanística–, como la “forma educadora”. Su arquitectura es de hondo y marcado carácter urbano que nunca pasa de moda. La CEMU siempre se puede reconocer como ciudad, en cualquier época de la historia, porque dispone de un centro para su gobierno, el Ayuntamiento; un corazón protector para cuidar del alma de todos, la Catedral del Niñ⅛ con su torre y su campanario de paz; de un lugar para el desarrollo del conocimiento, su colegio; o espacios para compartir, hacer deporte y aprender a amar la naturaleza. Y, sobre todo, es una comunidad repleta a diario de cientos de sonrisas y del bullicio alegre de sus pequeños ciudadanos.